La Comisión de la Falla de las calles del Arzobispo Olaechea y San Marcelino fue fundada el 4 de Mayo de 1959, en un barrio creado 5 años antes, por el impulso del entonces Arzobispo de Valencia D. Marcelino Olaechea.
Los inicios serán difíciles. La precaria situación económica no permitía la adquisición de un local social, teniendo durante los primeros años una sucesión de lugares de reunión gracias a la colaboración de desinteresada del Arzobispado y de los vecinos, cediendo un espacio en los bares existentes para celebrar las reuniones.
Como medio de recaudación se organizaron excursiones y bailes, siendo éstas las primeras actividades de tipo social que se realizaban en el barrio, sin contar con las veladas de teatro y cine que se organizaban por parte de la Parroquia de San Marcelino.
A finales de los años 60 la comisión se estabiliza y comienza un pequeño repunte económico, que coincide con la celebración del 10º Aniversario.
Será ya en los años 70 cuando se inicie un empuje importante, con la creación de la Banda de Cornetas y Tambores y el alquiler de un casal propio.
Posteriormente se inicia un aumento gradual en el censo de falleros, que alcanzará un máximo con la celebración del 25 Aniversario en 1984. El Casal cambia de ubicación, buscando un lugar más amplio dado la necesidad de espacio para las diferentes actividades.
Será en los 90 cuando se adquiera un local propio, más amplio y con las adecuadas reformas para evitar ruidos en la vecindad. Los presupuestos van aumentando sus cuentas y las necesidades de ingreso se multiplican. La fisonomía del barrio adquiere prácticamente su dimensión actual, se mejoran las vías de comunicación y poco a poco va mejorando el nivel de vida.
La composición social de la Comisión de Falla se ha centrado en vecinos de la barriada, tanto valencianos como de otras comunidades. Las actividades desarrolladas más importantes son las relacionadas con los niños, el teatro, actividades festivas dentro y fuera del local social y siempre abierto al barrio.
Pero hay algo que durante la historia de la falla Arzobispo Olaechea-San Marcelino no ha cambiado: “Nuestro orgullo por llevar el nombre del barrio de San Marcelino allá donde estemos”.
Fuente: Andrés Rincón